2015/06/23

SIN VIOLENCIA SE EDUCA MEJOR


LA VIOLENCIA NO EDUCA
Los niños y niñas encuestados en el estudio, realizado por Beca-UNICEF en
Paraguay, mencionaron como motivos más frecuentes de castigos físicos y hu-
millaciones: el desobedecer, faltar al respeto y hacer cosas prohibidas.
¿Qué ocurre cuando en nombre de la educación de los niños, niñas y ado-
lescentes se proponen prácticas de castigo físico o humillaciones verbales?
En general, este tipo de acciones parecen ser altamente efectivas a corto
plazo: el niño o niña deja de hacer lo que estaba haciendo o cumple con el
mandato de los adultos. Pero, el motor de esta respuesta es el temor o el
terror a recibir el golpe o el insulto por parte de las personas, que son sus
referentes afectivos o sus seres más queridos.
Los niños, niñas y adolescentes no aprenden con un golpe aquello que sus ma-
dres y padres querían enseñarles. Tampoco les ayuda a desear portarse bien, ni
les enseña la autodisciplina u otras conductas alternativas para resolver con-
flictos, sino
todo lo contrario, los hace poco sensibles ante las experiencias
violentas.
El aprendizaje sobre la paz o sobre la violencia, no es un proceso teórico, sino
vivencial. Los significados sobre amor, solidaridad, empatía con el otro, respeto
hacia uno mismo y al otro y democracia, se aprenden en los vínculos más próxi-
mos, en la familia.
Los niños y niñas aprenden principalmente del ejemplo y si se les enseña que
los conflictos pueden resolverse a golpes e insultos, probablemente reproduz-
can estos patrones violentos de conducta en el futuro



Los niños y niñas entre 2 y 5 años
En esta etapa el lenguaje y la motricidad continúan su desarrollo con saltos cuali-
tativos. Es el período de la vida donde el juego es la actividad principal. Empieza
siendo una actividad más solitaria y egocéntrica hasta poder incluir a otros niños
y niñas. Es el momento en que los niños y niñas comienzan la guardería o jardín
de infantes.
En esta etapa los niños y niñas aprenden a comer solos, a controlar sus esfínte-
res, a cambiarse la ropa con ayuda, señales que van confirmando su sentido de
independencia y autonomía. Una manera característica de hacerlo, es a través
de los berrinches o rabietas, donde los niños y niñas no pueden expresar sus
deseos o necesidades de una manera en la que las madres y los padres puedan
comprenderla, creándose así un clima emocional de alta intensidad.
No ceder es una forma de poner límites. Los niños y niñas podrían tener un
berrinche cuando no se sienten mirados, atendidos o no aceptan el límite
que acaban de recibir. Podrían interpretar que ese “no” (por ejemplo, “no te
voy a comprar el autito ahora”) es un “no” a él o a ella misma. A veces, los
padres, madres o cuidadores ceden frente a estos berrinches, haciendo que
sus hijos e hijas identifiquen los mecanismos para desafiar las reglas de la
familia, y perdiendo de esta manera autoridad. El niño o niña no se siente
seguro, sino todo lo contrario: encontró una manera de tener poder sobre
su madre, padre o cuidadores.
Hacia los 4 y 5 años los niños y niñas son activos, se muestran más seguros en
sus
movimientos corporales como correr, saltar y empiezan a desarrollar su motrici-
dad fina como pintar, dibujar, abotonar. Son imaginativos, espontáneos. A veces,
confunden la realidad con la fantasía. Son curiosos, hacen muchas preguntas a
los adultos. Pueden hablar de sus necesidades y emociones, pero les cuesta
ponerse en el lugar del otro.
Esta es la etapa en la que reciben más castigo físico, conforme lo indican los es-
tudios realizados en el país y a nivel internacional.

FUENTE: GUIA PARA PREVENIR EL MALTRATO INFANTIL EN EL AMBITO FAMILIAR. TEXTO PARAPADRES Y MADRES, SIN VIOLENCIA SE EDUCA MEJOR, CÓMO PONER LÍMITES